El COVID-19 no les da tregua a las empresas. Las que han mantenido a toda costa sus operaciones, para poder garantizar que el suministro no se interrumpa y así atender la demanda de consumidores y clientes,han tenido que enfrentar otro reto igual de importante: salvaguardar la salud de sus empleados.
Ciertamente, procurar el bienestar de los trabajadores es un compromiso diario. Sin embargo, debido a los riesgos que reviste el nuevo coronavirus, el desafío es mayor. En momentos en que la pandemia ha ocasionado, hasta el 8 de abril,casi un millón y medio de contagios y más de 83.000 muertes en todo el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, es importante para las compañías cuidar aún más a su personal.
Así que la actual crisis ha elevado las exigencias de las empresas con respecto a la seguridad de su personal a y ha incrementado las pautas que deben tener en cuenta para enfrentar una situación como esta. Además de transmitir confianza y calma a sus empleados y reconocer el esfuerzo que hacen para desempeñar sus funciones, que es crucial en estos tiempos de zozobra, también es fundamental garantizar su seguridad y bienestar.
Al proteger a sus empleados, las empresas también están protegiendo sus negocios frente a los riesgos que genera esta emergencia de salud pública y contribuyen a minimizar el impacto económico. Para ello, las compañías deben realizar acciones prácticas y de prevención, muchas de las cuales han sido promovidas por la OMS y las autoridades de cada país, dentro del lugar de trabajo a fin de reducir las posibilidades de infección por el COVID-19.
Estas acciones deben formar parte de un plan bien estructurado o protocolo que sirva de guía para toda la organización. Todo el personal, incluyendo directivos y empleados, pueden conjuntamente promover hábitos higiénicos personales como: el lavado de manos o cómo proceder al toser o estornudar.
Además, el protocolo puede incluir acciones para reforzar la seguridad sanitaria, programas de concientización en higiene para evitar el contagio, reglas para prevenir la propagación del virus en el lugar de trabajo y difusión de material a los empleados para el control de la infección.
Recordemos que un empleado sano es sinónimo de productividad y rentabilidad en su puesto de trabajo y más ahora cuando las empresas deben pensar en los tiempos que vendrán, en el post COVID-19, y cómo enfrentar los nuevos escenarios.
Fuente: Analítica