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Crecer y ser rentable es el norte de las empresas sin importar su tamaño, rubro o el tiempo que llevan actuando en el mercado. En esta época esa meta puede hacerse cuesta arriba, tomando en cuenta la crisis económica que vive el mundo entero.

Sin embargo, las compañías no pueden quedarse de brazos cruzados, deben buscar mecanismos para lograr el crecimiento y garantizar la rentabilidad. Ciertamente no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Es necesario, si aún no lo han considerado, trazar estrategias de crecimiento sostenibles en el tiempo.

No hay que perder de vista que nuestra “nueva realidad” ha impuesto una nueva forma de gerenciar. Las empresas están siendo forzadas a innovar en sus estrategias y modelos de negocios para atraer y conquistar a clientes más exigentes, críticos y con mucha información, y que están viviendo una crisis sanitaria sin precedentes en el siglo XXI.

Así que los primeros responsables en sacar adelante a la compañía son, precisamente, sus líderes. Ellos tienen una misión grande y compleja en lo que se refiere a establecer una estrategia de crecimiento que se traduzca, por ejemplo, en más ventas, penetración de la marca y de los productos y servicios en el mercado y obtener clientes leales, en un contexto donde los paradigmas están cambiando, como es el caso de la transformación de los patrones de consumo.

Pero al líder no se le puede dejar solo con toda esa “carga”. En el diseño y la forma de ejecución del plan de crecimiento es necesario contar con un equipo de profesionales capacitados y dedicados 100% a esa tarea, quienes, además, deben tener muy presente el aporte de las nuevas tecnologías a las estrategias de crecimiento.

De manera que cuando una empresa se propone crecer debe mirar con detalle sus procesos productivos, recursos económicos y humanos, la competencia y los clientes, entre otros factores, para efectivamente avanzar. En ese sentido, las áreas clave para sostener ese el crecimiento son mercadeo y ventas, lo que significa que el plan crecimiento debe afincarse en esos departamentos. Al fin y al cabo, son los que generarán los ingresos a la compañía, afianzando su rentabilidad.

Una vez establecido el plan hay que revisar periódicamente si se cumplieron las metas y los objetivos propuestos, así como tomar los correctivos cuando sean necesarios, pues el crecimiento nunca debe detenerse.

Entonces, no queda sino preguntar: ¿Crecer, estancarse o perecer? Eso no lo puedo responder yo, solo las empresas en función de las estrategias que pongan en práctica para sortear esta contingencia y encarar el futuro.

Fuente: El Correo de España